Es una tendencia cada vez más habitual y que ha ido evolucionando hasta el punto de convertirse en algo más que un parche para aquellas viviendas sin patio o espacio. Además de convertirse en un elemento decorativo, le da un toque más ecológico y fresco a tu vivienda, con todas las ventajas que conlleva. ¡No te lo pienses dos veces y haz el tuyo!
El primer paso es elegir una pared, ya sea interior o exterior. El único requerimiento a la hora de buscar la pared adecuada es que reciba algo de luz, y además, en el caso de interiores, que la estancia tenga unas condiciones de temperatura y humedad óptimas, básicamente teniendo cuidado con los ambientes que resecan en exceso las calefacciones durante el invierno.
Se trata de paneles de plástico con macetas de quita y pon que se adaptan perfectamente al soporte. Existen varios sistemas: los más sencillos incluyen sólo las pequeñas macetas insertables en los módulos, que se rellenan de sustrato; los más sofisticados incorporan un sistema de fieltros hidrológicos que permite mantener siempre la humedad óptima regando incluso cada diez días. De hecho las plantas desarrollan sus raíces en el fieltro, por lo que la cantidad de sustrato no es importante.
Es común a todos los kits un desagüe inferior que impide que el agua escurra por la pared. Los paneles son modulares, lo que permite conectarlos entre sí para crear, si se desea, grandes paredes vegetales.
Las especies que mejor se adaptan a las viviendas y que cubren el soporte en poco tiempo (un par de meses, más o menos) son las clásicas de los interiores: Pothos, Philodendron, Hedera Helix, Asparagus, Chlorophytum… Es interesante también la idea de disponer de una pequeña huerta en la cocina con alguno de estos módulos, para tener a mano hierbas aromáticas como la albahaca, el perejil, e incluso -¿por qué no?- alguna mata de fresas o incluso de tomates cherry.
La instalación sobre la pared se efectúa una vez que las macetas ya están colocadas en su sitio con las pequeñas plantas albergadas en los sitios correspondientes.
Es el momento de verificar con un nivel de burbuja o láser que el soporte está recto contra la pared.
Conviene marcar el punto exacto donde hacer el taladro con un lápiz o una pequeña muesca o con un unos cuantos giros del destornillador.
Taladrar los orificios en la pared con una broca del tamaño de los tacos
Para terminar, sólo hay que introducir los tacos y fijar el panel con tornillos a la pared.
Incluso para aquellos que quieran ir un paso más allá, pueden crear un jardín vertical exclusivamente con material reciclado, utilizando botellas de plástico, palets, con tuberías de plástico y botes de pintura... las posibilidades son infinitas y, como hemos dicho, solo requiere un espacio con un poco de sol y la creatividad e imaginación del lector.
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