Otro verano más, las altas temperaturas y el calor asfixiante son el pan de cada día. Nuestras viviendas parecen hornos y no hay manera de estar cómodo en casa. Hoy os dejamos con unas cuantas ideas básicas que ayudarán a aislar vuestra casa de este calor y convertirla en un sitio más fresco y evitar en la medida de la posible el consumo energético, ya sea a través de ventiladores o de aparatos de aire acondicionado.
Las ventanas son la parte del edificio donde se registran más pérdidas energéticas, así que el doble acristalamiento será un buen aliado para el confort térmico la vivienda.
Evita en la medida de lo posible la insolación directa sobre los cristales. Las persianas o toldos exteriores también te ayudarán a mantener la vivienda aislada.
Es un clásico que nunca falla, pero ventilar la casa por las mañanas y por la noche ayuda a resfrescar el ambiente de la casa. También lo podemos hacer durante el día abriendo más de una ventana para que se creen corrientes de aire, aunque deberíamos hacerlo en las ventanas donde no toque el sol para evitar que entre aire caliente.
Los suelos son una fuente de pérdida energética en los edificios que puede alcanzar fácilmente valores del 15%, especialmente aquellos en contacto con el terreno, con el exterior o con locales sin calefacción, como garajes o almacenes. Existen materiales que, en una rehabilitación, ayudan a mejorar el aislamiento de los suelos como los suelos secos que incorporan aislamiento térmico en sus placas reduciendo considerablemente las pérdidas energéticas.
Las puertas también ejercen de aislantes entre diferentes departamentos de la vivienda y hacia el exterior. Mejorarás notablemente su rendimiento si ajustas su cierre a través de burletes, unas tiras flexibles de material aislante que puedes instalar tú mismo.
En verano es habitual que se reduzca el consumo de agua caliente, especialmente en la ducha. Aún así, es inevitable que para algunas tareas del hogar como fregar los platos, poner lavadoras o lavavajillas se utilice el agua caliente. Esto puede hacer que, si las tuberías de la casa son antiguas o están mal aisladas, aumente la temperatura interior debido al recalentamiento que se produce con el paso del agua caliente por las conducciones.
Un buen sistema de aislamiento en la red de tuberías no sólo ayuda a mantener la temperatura deseada, sino que permite un uso más eficiente de la energía, pues se desperdicia menos energía calorífica, lo que puede suponer un ahorro que también interese considerar.
Rodéate de plantas
El agua, al evaporarse, hace bajar la temperatura del ambiente. Aprovecha este recurso que te da la naturaleza y, si tienes terraza o jardín, regarlo te ayudará a reducir la temperatura un par de grados. Utilizar especies adaptadas a la climatología del lugar permitirá no consumir agua de riego en exceso.
Si tu vivienda no dispone de un espacio amplio en el exterior que sea posible remojar, una solución puede ser colocar plantas y maceteros en las ventanas, que al absorber los rayos de sol crearán una película de frescor que el aire esparcirá por la estancia en la que se encuentre. Plantar enredaderas también da muy buen resultado porque crea una capa de vegetación en la fachada que hace las veces de aislante natural.
Tener un buen aislamiento en paredes y techo puede llegar a reducir más de un 30% los gastos en refrigeración. Para asegurarte de que el calor no entra por estas partes de tu hogar, aplica materiales aislantes de la forma más adecuada a cada situación. En el mercado hay multitud de soluciones, desde las más sencillas como pinturas que reflejan la luz y desvían el calor, hasta las más sofisticadas, como fachadas ventiladas: un sistema de doble hoja cuyas capas están separadas por material aislante y una cámara de aire que protegen el interior de las altas temperaturas, que además reduce los puentes térmicos.
Detalles como los muebles, los colores de las paredes o los sofás pueden influir mucho en la sensación térmica de una vivienda. Por ejemplo, los muebles de madera ayudan a regular la humedad de las habitaciones. Si tienes alfombras, es recomendable retirarlas en verano, y cambia las fibras sintéticas por las vegetales, que absorben mejor la humedad y el calor.
Mejor que los sofás sean de materiales naturales como el lino o el algodón. Si son de cuero, o peor aún, de piel sintética, es fundamental que utilices una funda. En cuanto al color, escoge colores claros tanto para muebles, cortinas, estores o paredes. Absorben menos calor y reflejan mejor la luz.
Pequeñas ideas que os ayudarán a aguantar mejor este calor tan asfixiante y disfrutar de vuestra casa. ¡Buen fin de semana!